martes, 20 de febrero de 2018

la rosa y la quimera



LA ROSA

Una rosa es como el crepúsculo entre los dedos
que cuando los esperanzados ojos creen verlo,
al atravesar la penumbra de las pestañas,
sólo el espíritu está próximo a prender
lo que no alcanza la mente ni el sentimiento.

Es percibir como cierto el aroma de lo anhelado
enredado entre el tímido halo de su gran misterio
y el inhóspito vacío de nuestro interior desierto,
poblado de inciertos deseos, sueños y quimeras,
que lo envuelven todo sin posibilidad de retorno.

Una rosa es como la lucha de sedienta vida
y la batalla perdida entre alas de mariposa,
que bambolea su inquieto y breve transcurso,
buscando con ahínco a qué sostén asirse
para no perecer sola en una triste agonía.

Es el símbolo del esencial amor
de las almas puras que, sin más, se adoran
que, al concebirlo ilimitado e imperecedero,
se enfrentan al deleite del deseo de lo eterno
y la pena de temer su terrenal dicha pasajera.

La rosa es el encanto, total y pleno,
al presentir lo inevitablemente efímero
ante lo que, aún no habiéndose perdido,
se sabe con absoluta conciencia
que pasará sin remisión al olvido.

Solo cabe la esperanza, imborrable y cierta,
en el misterio inexplicable de aquella lucha,
y sembrar semillas de nostalgia en el ocaso,
que cosecharán otros en la perpetua rueda
que mantiene viva la llama de la belleza.
Enrique Arís


LA QUIMERA

Era como el transcurso de una estrella 
Que, invisible, mágico se nos antoja, 
Como el vibrar de una sencilla hoja
Cuando un pájaro se posa sobre ella.

Era como tenue vaho que destella,
Exhalado de la boca en que se aloja,
De quien busca superar la congoja 
De no hallar entre ideas la más bella.

Era oponerse, firme y remiso,
Al ultraje de sentirse un obtuso,
Aceptándolo inmutable y sumiso.

Era componer, obstinado incluso, 
La sucinta balada que preciso
Para apresar la ilusión de lo iluso.
Enrique Arís
La poesía me entretiene, me distrae, con ella me evado, me transporta a lugares soñados. Gracias a Enríc Arís (por los bellos poemas) y Dolors Vilá (por sus magníficas flores). Set felices. Josep

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